El edificio que nos ocupa es el llamado “Casa de Hierro” o “Casa Cabrero”, en Puerta de Hierro II, Madrid. Para empezar a analizar esta obra, antes debemos situarla en el espacio-tiempo y en el trabajo de su autor. Es decir, estudiar el lugar que ocupa en el movimiento moderno y a la vez relacionarla con el estilo particular del arquitecto. Dejando datos biográficos particulares aparte, analizaremos los acontecimientos de la vida de su autor más relevantes para entender el camino que tomaría su arquitectura.
Francisco de Asís Cabrero Torres-Quevedo nace en Santander un 4 de octubre de 1912. Estudia en la academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, y posteriormente en la Escuela Superior de Arquitectura de la misma ciudad. A principios de los años 40 comienza a trabajar con arquitectos como Sotomayor o Coderch, viajando a países como Italia, Estados Unidos, Suiza o Finlandia y conociendo y aprendiendo de maestros como Giorgio Chirico, Frank Lloyd Wright, Max Bill o Alvar Aalto. De esta manera, no recibe una formación común, sino que durante su juventud tiene oportunidad de conocer a algunos de los arquitectos y artistas más importantes de su tiempo, lo que en el futuro influirá en que sea considerado uno de los maestros de posguerra de la arquitectura española. A pesar del bloqueo tanto social, económico y político que separaba a la España franquista del resto de Europa, Cabrero consigue que el avance arquitectónico sobreviva en nuestro país, adaptándose a la oficialidad. De esta manera, consigue ganar el concurso para las Casas Sindicatos Verticales de Madrid junto a Rafael Aburto, el primer edificio del movimiento moderno durante la dictadura franquista y que a posteriori se convertiría en la obra más relevante del arquitecto cántabro.
Si algo caracteriza a la obra de Francisco Cabrero, es su continuidad a lo largo del s. XX. Su estilo enlaza de una manera muy firme la arquitectura de los años 20 y 30 con la crisis del pensamiento moderno. De esta manera, no existen grandes diferencias con la tendencia del momento, sino que refleja visiblemente las características de su tiempo, es un claro ejemplo de la arquitectura de la segunda modernidad en España.
Paralelamente, también podemos encontrar una gran continuidad dentro de su obra: Sus trabajos, marcados por una fuerte personalidad, son fácilmente identificables dentro del movimiento.
Podríamos afirmar que Cabrero es un arquitecto disciplinado, metódico, general, que no busca procedimientos muy especiales a la hora de “hacer arquitectura”, quizás siendo esa generalidad lo que hace su trabajo más personal y reconocible.